Según los relatos de nuestros Mayores Sabios de la Cultura Andina, la palabra «aymara» es una simplificación o síntesis de los vocablos «jaya – mara – aru» y cuya etimología literal significa: «lejano – tiempo – palabra», o sea: «Voz o palabra de lejano tiempo», concepto que viene a ratificar el origen ancestral y remoto de este idioma andino.
El escritor boliviano don Emeterio Villamil de Rada, en su notable libro «La lengua de Adán» propugna, de manera sugerente, el principio de que «El aymara es lengua primitiva de la humanidad y de ella se derivan las demás».
La lengua (o más bien, lenguaje) aymara es un idioma clásico, perfecto y admirable, semejante a todos los idiomas cultos de los países civilizados, tanto por la riqueza de sus expresiones y modalidades lingüísticas cuanto por el valor y naturaleza de sus raíces, por su inmutabilidad morfológica y somática o semántica, por su extraordinaria peculiaridad gubernativa, así como por el mecanismo de sus fonemas yuxtapuestas o aglutinantes en la estructura gramatical.
Decimos que el Jaya Mara Aru o Aymara es idioma perfecto, porque posee un poder singular de composición incorporativa con marcada demostración analítica y deflexión en la construcción de las oraciones, en la declinación de los casos y en la desinencia de todas las formas de la conjugación.
Se evidencia que el idioma Jaya Mara Aru o Aymara es clásico; por consiguiente, su origen se halla en los lindes remotos de la prehistoria; sin embargo y sin lugar a duda, él constituye una prueba verídica y auténtica de la cultura antiquísima de los edificadores de Tiahuanaco (Tiawanaku, Tiyawanaku, Tiwanacu), cuyas ruinas ciclópeas expresan, por magnificencia matemática, el grado de ciencia y de arte acabado a que habían llegado los forjadores del espíritu milenario de la cultura ancestral andina.
La versión de nuestros Sabios Ancianos, sostiene la premisa de que el Jaya Mara Aru o Aymara se hubiera difundido en todos los pueblos antiguos de este Continente, conocido hoy como «América»; pues, no se explicaría de otro modo, la existencia de numerosas toponimias aymaras en dichas regiones que indudablemente, significan sucesos históricos o estados anímicos de estratos sociales que las asignaron y que denotan huellas evidentes de su presencia homogénea en la antigüedad.
El Jaya Mara Aru o Aymara en la actualidad
En Bolivia, los pueblos que poseen y hablan la lengua o idioma Aymara están circunscritos en las Naciones Aymaras de las regiones geográficas de los Departamentos de La Paz, partes de Oruro y Potosí; en el Perú, en toda la zona Sud de ese territorio.
Concretamente, el idioma aymara está difundido en toda la zona Andina Altiplánica y contornos del Lago Titicaca (Titiqaqa) y cuya influencia e irradiación es notoria en todas las zonas adyacentes, exceptuando pequeños grupos del pueblo Uru que hablan Puquina (Pukina, Poqena); pueblo y lengua en declive y con tendencia a desaparecer, lamentablemente.
Tales grupos perviven en algunos puntos del Río Desaguadero y el Lago Poopó. Donde se habló y se habla el Aymara, puro, en estilo vigoroso y elegante y así, también lo afirman escritores de la Colonia, de la antigua tribu de los » Pacahe» – Alteración de «Paca Jake» – «hombre águila» -, de estirpe guerrera y decisiones rápidas, hoy Pacajes, provincia de La Paz.
De esto último se denota la otra apelación del idioma ancestral como JAKARU (JAQARU), JAQE ARU (JAQE ARU) o JAKI ARU (JAQI ARU) = Idioma Humano.