Mucho se ha escrito sobre la Cultura Andina, desde la versión oficial (como suele decirse: la historia la escriben los vencedores). Es por ello que nuestros Mayores nos dicen que «de lo que está escrito, el 50% hay que ponerlo en duda, y el otro 50% no hay que creerlo, porque es mentira»
Así, nuestros Mayores, aquellos que aún mantienen el Saber Ancestral, nos afirman que no existió un «imperio» incaico.
¿Cómo se dice «imperio» en cualquiera de los idiomas ancestrales andinos? muchos sabrán que esa palabra no tiene traducción, pues la suprema forma de organización social y territorial en el mundo andino, basada en la cuatripartición espacio temporal (Tawa), en la reciprocidad (Ayni), en la labor comunitaria (Mink’a), en la ayuda mutua (Mit’a), en la no holgazanería (Ama Qella) en la no mentira (Ama Llulla) en el no robo (Ama Suwa), en la no deshonestidad (Ama Map’a), en la no criminalidad (Ama Ñaqa), etc., etc., incluyendo el respeto, el equilibrio, la diversidad, etc., no puede ser rebajada a la categoría de un sistema político de dominación llamado «imperio» basado en la prepotencia, el sojuzgamiento del hombre por el hombre y la violencia irracional producto de la supuesta superioridad de los pretendidos «reyes de la creación» dizque de un pueblo «elegido».
Lo que existió (y aún subsiste en esencia y hemos de reconformar), es el Tawantinsuyu (Tawa = cuatro; _ntin = sufijo que adicionado a un número indica agrupación o conjunto; Suyö = región; Tawantinsuyö = Conjunto de cuatro Regiones) como una organización de naciones confederadas distribuídas en cuatro regiones, cuyo último centro o «capital» fue el Qosqo (actual Cusco), y el idioma común, «general» u «oficial» fue el Runasimi (conocido como Qheswasimi o Quechua), aparte de respetarse y hablarse los diversos idiomas locales y regionales.
Pero que en un Pachakuti (ciclo espacio temporal) anterior, se llamó Pusinsuyu, cuando el centro o «capital» estaba en Taypi Qala (hoy Tiyawanaku, o Tiwanaku o Tiahuanaco) y el idioma común era el Jaya Mara Aru (aparte de los otros idiomas).
Y así, Pachakuti tras Pachakuti, actualizando el centro capital, el idioma general y las técnicas, formas y tecnologías para el desarrollo de todos los habitantes como Hijos de un mismo Intitayta y una misma Killamama, Hijos de un mismo Pachakamaq y una misma Pachamama, Hijos de un mismo Tëqsi Wiraqocha Pachayachachëq Intiq Inti, para el Sumaj Kawsay, Sumaq Kawsay o Suma Qamaña (Vivir Excelentemente Bien) común.
Lamentablemente la historia «oficial» de nuestros pueblos fue escrita por los invasores, «pintando mal» a nuestros ancestros, para entronarse, aquellos, como salvadores, libertadores y justicieros. Pero hay que leer en los Khipukuna, en los Toqapukuna, Unanchakuna y demás Qelqakuna (escrituras) preservadas por los Hamawt’akuna (Sabios Ancianos) en la clandestinidad y que después de 500 años resurgen a la luz.
Con esto también queda claro que sí teníamos y tenemos escritura (siete tipos, y cada una siete lecturas), a diferencia de la versión oficial de que éramos ágrafos. Hoy podemos afirmar esto y mucho más, porque tenemos las evidencias para aquellos que quieran recibirlas, pues no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oir.
Próximamente compartiremos estos Saberes Ancestrales preservados por la Cultura Andina.